viernes, 5 de diciembre de 2014

Nuestos antesadados no cogían nada con el rabo




Existe dentro de la cultura popular la idea de que nuestros antepasados arborícolas tenían una cola prensil con la que se agarraban a las ramas de los árboles y cogían cosas. Esta es una idea completamente falsa ya que si bien existen monos con colas prensiles que las utilizan para estos fines e incluso han desarrollado en ellas el sentido del tacto, estos monos no son nuestros antepasados ni están en nuestra línea evolutiva, sino en un linaje colateral de primates. Profundizar en este hecho puede ayudar a mostrar detalles sobre la evolución y dar una respuesta muy gráfica a uno de los comentarios que más cansinamente nos repiten los creacionistas en internet en los últimos tiempos.

“El ser humano desciende de un mamífero de cuatro patas con cola y presumibles hábitos arborícolas” dijo Charles Darwin y no que “El hombre desciende del mono”. Aunque esa descripción podría referirse a las ardillas o los koalas, el propio Darwin ya opinaba que los humanos teníamos una herencia primate que un siglo y medio de investigación ha corroborado.

Atendiendo a la cola, de la cual los humanos solo tenemos una reminiscencia llamada coxis (más vulgarmente rabadilla, de la que nos acordamos bastante cuando nos caemos de culo) es de dominio público que existen monos con la cola prensil y esto ha calado en el imaginario popular dando lugar a la idea de que descendemos de monos con la cola prensil. Cosa que no es correcta como ahora desarrollaré.

Los diferentes grupos de primates y su separación


“Las personas son simios, los hombres son monos” Madame Vastra en Doctor Who.

Comenzando por el principio, los seres humanos, los simios, los monos, los tarseros y los lémures formamos el orden de los primates dentro de los mamíferos.



Los primates nos dividimos en dos subórdenes: los estrepsirrinos (“de nariz curva”) que engloba a los grupos de características más conservadoras como lémures y los haplorrinos (“de nariz simple”) que incluye monos, simios y personas.

A su vez, los haplorrinos estamos divididos en otros dos infraórdenes: los tarsiformes (tarseros) y los simiformes (monos, simios y personas). Y los simiformes también incluyen dos pavórdenes: los platirrinos (“de nariz plana”) también conocidos como “monos del nuevo mundo” por su ubicación geográfica y los catarrinos (“con la nariz para abajo”) que incluye a los monos del viejo mundo y los simios.

Hay consenso en que platirrinos y catarrinos descendemos de un antepasado común, si bien no hay consenso en cual fue ese antepasado.

Tampoco existe un completo consenso sobre algunas de sus características debido a que históricamente se ha asumido que este antepasado común tenía un gran cerebro, lo cual daría explicación a por qué tanto platirrinos como catarrinos tenemos grandes cerebros: los habríamos heredado de un antepasado común. Esta teoría de la “encefalización temprana” está basada en el principio de parsimonia. Pero el descubrimiento de restos como el Aegyptophitecus, un catarrino primitivo con el cerebro pequeño, han puesto esto en cuestión.

Sobre la época en la cual vivió, un grupo de científicos liderados por el Dr Jeffrey Rogers consiguieron secuenciar el genoma de del tití común (Callithrix jacchus) en un estudio que fue aceptado en Nature Genomics en junio de 2014.


Es algo muy interesante porqué los estudios genómicos se habían centrado en grandes simios y macacos, catarrinos como los humanos, mientras que los titíes son platirrinos, con un parentesco más lejano con los seres humanos.

En la comparación con los otros primates cuyos genomas han sido analizados (humanos, chimpancés y macacos rhesus), la conclusión que obtuvieron fue que la separación de los linajes tuvo lugar hace 40 millones de años, en el período Eoceno.
Arbol Genético de los primates (Rogers, 2014)

Como en aquellos tiempos las dos américas ya se habían separado del viejo mundo pero no se habían juntado entre ellas, una de las teorías más sólidas sobre cómo llegaron los primitivos platirrinos al nuevo mundo es la de dispersión biológica a través de valsas de vegetación o puentes de tierra (cómo el estrecho de Bering). Es probable que su primera parada fuese América del Norte y que llegaran a América del Sur al formarse el istmo de Panamá.

Su extinción en Eurasia y África es aún un interrogante.

El fósil de platirrino más antiguo conocido es Branisella boliviana, un primate datado hace 27 millones de años que fue encontrado en 1969 en Bolivia por el paleontólogo Leonardo Brasina. La dentición de Branisella se asemejaba a la de los primates del Eoceno y pesaba cerca de un kilo.

En lo que respecta a los monos catarrinos del viejo mundo están reunidos dentro de la superfamilia cercopitecoidea, separados así de los hominoideos (los simios).

Sobre cuando se separaron ambos grupos, la mayoría de los escenarios propuestos sitúan la separación en torno a los 20 – 25 millones de años. Los estudios genéticos nos sitúan la separación entre nuestros antepasados y los de los macacos hace 25 millones de años.

Existen varios restos fósiles de catarrinos como el Aegyptopithecus y el Victoriapithecus, un mono encontrado en Kenia en formaciones de hace 14 millones de años. Pesaba 7 kilos y tenía características propias de un cuadrúpedo.

La cola prensil de los platirrinos


Muchas veces se afirma que los monos del nuevo mundo (los platirrinos) son animales con la cola prensil. Pero de nuevo es una afirmación exagerada (aunque no errada): solamente dos grupos de platirrinos han desarrollado una cola prensil y cada uno lo parece haber desarrollado de forma independiente.

Está la subfamilia monofilética de los atelinos y luego está el género Cebus, cuyo género hermano Samiri carece de cola prensil en edad adulta.

En ambos casos podemos observar colas más largas y musculosas que las no prensiles. Las vértebras caudales son más sólidas y rígidas con más encajes de músculos. La musculatura ventral es más extensa y con más tendones, también la musculatura lateral está más desarrollada.
Cebus

También la zona distal de la cola prensil es más alargada que las de los primates de cola no prensil.

Estas colas son capaces de sostener su peso corporal, según Emmons y Gentry una cola prensil es “una cola capaz de soportar en solitario el peso suspendido del cuerpo”.


Existen diferencias entre ambos grupos:

- La cola de los atelinos es relativamente más larga que la de Cebus.

- Los músculos dorsales de la cola de Cebus están mejor desarrollados que en los atelinos, rasgo similar a las colas no prensiles.

- La piel de la superficie de la zona ventrodistal de la cola de los atelinos está desnuda de pelo y presenta almohadillas táctiles similares a las llemas de nuestras manos que permiten sentir no solo la forma sino la textura de un objeto.

Estas diferencias pueden explicarse por sus diferentes estilos de vida: los atelinos son más grandes, viven en el dosel de la selva y utilizan la cola como una quinta extremidad para sostener su peso a las ramas para compensar el aumento de su peso. Cebus es más pequeño y suele utilizar la cola como un ancla a un sustrato durante los combates de la época reproductora.

Curiosamente, el género hermano de Cebus, Saimiri, tiene una cola prensil en sus etapas infantiles pero pierde esta capacidad conforme va madurando. Atendiendo a esto, probablemente Cebus y Saimiri descienden de un antepasado común de cola prensil.

Por último, unos restos fosilíferos del mioceno medio encontrados en La Venta, Colombia, nos dan a conocer una criatura llamada Cebupithecia sarmientoi. En referencia a su cráneo, C. sarmientoi ha sido clasificado como un pitecino primitivo pero los restos de su cola son similares a Cebus.

El holotipo de Cebupithecia sarmientoi conserva 18 vértebras de la región caudal, comparando su cola con la de modernos monos platirrinos como Pithecia, Cebus o Chriropotes se ha comprobado que tenía una cola más larga especialmente en la región transicional y contaban con una musculatura más robusta en la cola.

La cola de Cebupithecia era más corta que la de los atelinos y Cebus pero claramente más desarrollada que las colas no prensiles. Por lo que actualmente hay consenso en que funcionaba como una cola prensil.

Restos de C.sarmientoi
En total, se conocen tras variedades de monos platirrinos de cola prensil: los atelinos (monos araña, aulladores…), Cebus y Saimiri (que pierde la capacidad durante el desarrollo) y el extinto Cebuphiteca sarmientoi.

La evolución de la cola prensil de los platirrinos se considera asociada a su naturaleza netamente arborícola, sirviendo como una quinta extremidad para moverse en el dosel de la jungla. Esta tendencia es especialmente marcada en los atelinos, donde parece asociarse con el incremento de tamaño y las complicaciones para la vida arborícola que esto implica.

En el caso de los monos aulladores (Alouatta sp) y los monos araña (Ateles sp) se encuentran entre los mayores platirrinos (llegan a medir 92 cm sin contar la cola y pueden superar 10 kg de peso) y la cola prensil les es especialmente útil.

Situación de los catarrinos


Mientras tanto ¿Qué ha sucedido en nuestra rama de la familia?

Pues hay muchas diferencias entre platirrinos y catarrinos. La primera radica en que tenemos una nariz más prominente y apuntando para abajo, catarrino significa “nariz hacia abajo”.

Los catarrinos son más grandes que los platirrinos y tienen dientes caninos mayores. También habitan mayor diversidad de hábitats, pasando mucho más tiempo en el suelo.

También somos el grupo de primates que utiliza más herramientas y tiene las manos más “hábiles”. Esto es, tenemos mayores pulgares oponibles y más precisión en el manejo de instrumentos.
Langur (Semmopithecus sp) gran mono asiático.


En general, las colas de los monos catarrinos son más cortas (en algunos casos se definen como vestigiales) y mucho menos musculadas que las de los platirrinos. No se conocen catarrinos con cola prensil vivos o fósiles.

Dentro del pavorden de los catarrinos tenemos dos superfamilias: Cercopithecoidea (los monos del nuevo mundo) y Hominoidea (simios). La separación entre monos y simios en castellano no es tan potente como entre monkeys y apes en inglés, pero viene a ser lo mismo: un simio es un primate con pelo carente de cola y se entiende que la separación de monos y simios está marcada por la pérdida de la cola.

Existen dos escenarios principales sobre esta separación:

- Escenario A: pequeños simios basales evolucionaron en África y se dispersaron por Eurasia. Según este escenario, los grandes simios africanos (gorilas, chimpancés, humanos) y los grandes simios asiáticos (orangutanes) evolucionaron separadamente en sus actúales ubicaciones.

- Escenario B: los pequeños simios basales evolucionaron en África y se dispersaron por Eurasia. En el sureste asiático dieron lugar a los grandes simios, los cuales se volvieron a dispersar por el viejo continente, proceso por el cual retornaron a su cuna africana.

El principio de parsimonia y los estudios genéticos y filogenéticos señalan que el escenario B es más robusto que el A.

Según este escenario, la separación entre Cercopithecoidea (monos del viejo mundo) y Hominoidea (simios) tuvo lugar en torno a 20 – 25 millones de años, como hemos visto en los estudios genéticos.

Atendiendo a esto tenemos un resto fósil interesante: el Proconsul, un primate que vivió en lo que hoy es Kenia hace entre 15 y 22 millones de años. Proconsul carecía de cola pero mostrada claros signos de tener un movimiento cuadrúpedo propio de un mono. Comparado con su contemporáneo Aegyptopithecus tenía un cerebro más grande. Se lo ha descrito como una mezcla de simio y mono y podría ser un fósil transicional o un ejemplo de simio basal en el comienzo de la radiación adaptativa Hominoidea que encajaría dentro del escenario B.

Esqueleto y reconstrucción de Proconsul
Más avanzados, o más derivados, son restos como Dryophitecus y Hispanopithecus, dos géneros de simios que vivieron hace entre 11 y 9 millones de años y cuyos restos han sido encontrados en el sur de Francia y norte de España. Ambos tenían grandes cerebros y manos más desarrolladas que las de Proconsul. Aunque no está del todo esclarecida su filogenia, se considera que Hispanopithecus compartía con los simios más inteligentes una dieta omnívora y un estilo de vida entre el suelo y los árboles. Eran mayores que cualquier platirrino, con un rango de peso entre los 25 y los 40 kilogramos.

Existen restos fosilíferos contemporáneos en diferentes lugares de Eurasia (como Ramapithecus y Sivapithecus en el subcontinente Indo), lo cual nos da a entender que los simios tuvieron su radiación adaptativa en el período mioceno.



Aunque la mayor parte de estos simios miocénicos no habían adoptado todavía una postura erguida ni parecen haber adoptado un estilo de vida principalmente terrestre o arborícola, todos ellos habían perdido el rabo.

Lo mismo sucede con todos los restos Hominoideos posteriores, como el Gigantipithecus de la isla de Borneo (que con un peso estimado de hasta 660 kg fue el mayor primate conocido) o nuestros parientes directos Ardipithitecus y Australophitecus.

Los simios modernos solo tenemos el coxis vestigial.

Conclusiones


Como advertí en el resumen de la entrada, existe cierta idea popular de que nuestros antepasados arborícolas tenían una cola prensil con la que cogían las cosas o se agarraban a las ramas de los árboles.

Esta idea fue explotada en su día en un monólogo de Pablo Motos en el Club de la Comedia original. También en su novela Hyperion Dan Simmons menciona que los exters utilizaban colas cibernéticas a imitación de las colas prensiles de los monos.

Después de toda la información que he aportado en esta entrada se puede afirmar que esta idea es completamente falsa: ninguno de nuestros antepasados tuvo cola prensil.

Es cierto que tenemos parientes que poseen colas prensiles que funcionan como un quinto miembro, pero se trata de monos platirrinos del nuevo mundo cuyo linaje se separó del nuestro hace unos 40 millones de años según los relojes genéticos. Nuestros antepasados directos y parientes más cercanos no solo no tienen colas prensiles sino que han perdido sus colas no prensiles.


Arriba mono aullador (Alouatta sp). Abajo langur (Semmopithecus sp). La comparación entre ambos nos muestra diferencias entre los monos del nuevo mundo y los del viejo







































La cola prensil de los monos es un elemento propio de ciertos ramales de una rama colateral de nuestro mismo grupo, los primates, cuya evolución es completamente independiente de la nuestra.

¿Por qué no hay catarrinos con cola prensil? Una posible explicación es su estilo de vida más terrestre. Otra explicación radica en que los platirrinos (con o sin cola prensil) tienen la cola más larga y musculada que los monos del viejo mundo, por lo que tienen mayor potencialidad de adquirirla.

Consideraciones


Como señalaba António Braxinha Vieira en sus Cuadernos de Darwinismo, la posición del ser humano en el Universo genera opiniones encontradas y causa subjetividades (Braxinha Vieira lo llama “campo de fuerzas que deforma la realidad”).

En Desde Darwin Stephen Jay Gould critica abiertamente la supuesta escalera que lleva desde “simios inferiores” a los seres humanos y llega a ironizar con que los llamados eslabones perdidos podrían definirse como “escalones perdidos”.

Pero, como el propio Braxinha Vieira señala, la evolución no tiene lugar para que apareciese la humanidad, la evolución se mueve porqué no para que.

Y la cola prensil de ciertos grupos de platirrinos es un ejemplo muy gráfico de esta afirmación, ya que evolucionó después de la separación en un lugar diferente, con lo que no tuvo relación alguna con la evolución humana.

Y luego está uno de los comentarios más cansinos con los que los creacionistas nos atormentan en páginas y blogs de divulgación en los últimos tiempos: ¿Si la evolución es verdad, por qué siguen existiendo los monos?

Pues porqué los monos han conseguido seguir existiendo, han competido en el tablero de la selección natural y han conseguido seguir airosos. La presencia de los simios “más avanzados” no ha implicado su extinción porqué ambos grupos han sido capaces de sobrevivir y seguir evolucionando.

Y la cola prensil de los atelinos y Cebus es un ejemplo perfecto ya que se trata de una adaptación muy famosa que se produjo después de la separación de su línea evolutiva con la nuestra. La desarrollaron para ellos mismo, no tenía nada que ver con nosotros.

Bibliografía


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- http://www-personal.umich.edu/~phyl/anthro/cata.html

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