miércoles, 12 de noviembre de 2014

Rhiannon, "Gran Reina" Jinete



La mitología galesa no es tan prolífica en cuentos y hazañas como la irlandesa (que aglutina el Ciclo de la Invasiones, el Ciclo de Cuchulain y los tres Cuentos Tristes de Erin). Su principal ciclo legendario son las Cuatro Ramas del Mabinogion.

A diferencia de las leyendas griegas, egipcias e incluso nórdicas, la mitología celta carece de fuentes escritas directas como la Teogonía o las Edas, sino que los textos mitológicos celtas fueron escritos entre la Bretaña francesa y las islas británicas durante la alta edad media, época en la que la mayor parte de los pueblos celtas habían sido objeto de dos procesos externos: la romanización y la cristianización.
 
Rhiannon (acuarela de Alan Lee, 1981)
Por ello, los testimonios escritos están hondamente deformados por la presión cristiana que transformó los druidas en obispos, los dioses en Dios o en seres humanos y alteró finales para cristianizarlos. De otro modo los relegaron a eras precristianas, como es el caso de Cuchulain al que se consideraba contemporáneo de Cristo.

En esta situación es en la que nos llegan las leyendas galesas al presente y su más importante elemento es el Mabinogion, título cuñado en 1849 por Lady Charlotte Guest para encabezar la sucesión de mitos que había traducido del galés al inglés y que sumaba 11 relatos. Mabinogion es una palabra que Lady Guest entendió erróneamente como plural de mabinogi (“introducción para jóvenes” según una versión y “otro mundo” según otra) y de los cuales solo 4 (las “ramas”) se corresponden como auténticos mabinogion, mientras que entre los restantes podemos encontrar entre otros el mito artúrico de Culhch y Olwen.


Dentro de las cuatro ramas encontramos un universo unitario donde no faltan las influencias griegas e irlandesas.

Uno de los personajes dentro de estas ramas es la reina hechicera Rhiannon. Hija de Hefeydd el Mayor, un señor galés quien acordó casar a su hija con otro noble llamado Gwalw ap Clud.

La idea no fue del agrado de Rhiannon, quien despreciaba  a su prometido, así que montó sobre un corcel hechizado en busca de alguien.

Ese alguien era otro príncipe galés, Pwyll de Dedyfed. Pwyll había injuriado en una cacería a Arawn, señor del Annwn en el reino de los muertos. Para conseguir su perdón, Pwyll aceptó reemplazarlo en el gobierno de su reino durante un año y en un duelo contra su principal rival. Así, Pwyll gobernó Annwn y derrotó al oponente de Arawn. Cuando regresó a sus tierras, Arawn descubrió que Pwyll no había ni tocado a su esposa “¡Dioses! ¡Mi nuevo colega es realmente un hombre honrado!”.

Pwyll divisó a una mujer muy bella sobre un caballo blanco desde el alto de Arberth y, embelesado, pidió a sus hombres que la siguieran. Varios lo intentaron, pero ella los dejó atrás a todos. Al cabo de unos días viéndola, Pwyll se montó en su caballo y siguió a la mujer hasta alcanzarla.

“¿Quién sois?” preguntó “¿A dónde os dirigís?”
 
Pwyll sigue a Rhiannon


“Voy a donde me place.” Replicó ella “Y es un placer conoceros”. “Soy Rhiannon, hija de Hefeydd, mi padre me ha prometido con un hombre al que desprecio pero yo no deseo a otro hombre más que a vos”.

“No hay otra doncella con la que me casaría, concertemos una cita”.

La cita fue concertada un año después en la corte de Hefeydd, donde Pwyll pudo solicitar a Rhiannon como esposa y Hefeydd aceptó.

Pero durante el banquete, Gwalw se presentó de incógnito y solicitó un don a Pwyll. Este, extasiado con Rhiannon, le dijo que le daría lo que estuviera en su mano. Gwalw reclamó a la que había sido su prometida y Pwyll se encontró atado por su palabra.

Rhiannon, dolida, no desesperó y dijo a Gwalw que se acostaría con él en un año mientras que le dijo a Pwyll que se presentase ante Gwalw pidiéndole comida, para lo cual le entregó una saca mágica. La argucia de Rhiannon prosperó y Pwyll se presentó disfrazado en el banquete de bodas de Gwalw y Rhiannon pidiendo que le llenaran una pequeña saca de comida. Gwalw aceptó pero, por más cosas que metieran dentro, la bolsa no se llenaba. “Solo hay una opción” dijo Pwyll “que el hombre más grande de la isla empuje la comida hacia dentro”. Gwalw calló de lleno en la trampa y se encontró atrapado en la bolsa. Entonces, Pwyll rebeló su identidad y amenazó a Gwalw con hacer que sus soldados lo apalearan hasta la muerte.

Gwalw suplicó piedad y Rhiannon le reclamó que renunciaba a ella y que no tomaría venganza.

Así, Rhiannon se casó con Pwyll y viajó a Dedyfed como su reina, donde fue recibida por una gran celebración en la que todo el mundo obtuvo torques. Durante los dos años siguientes, Rhiannon y Pwyll gobernaron con justicia Dedyfed. Al tercer año, los hombres de Pwyll le recomendaron que tomara otra esposa ya que Rhiannon no le había dado un heredero, Pwyll se negó y al terminar el tercer año llegó un hijo varón.

La corte de Dedyfed se llenó de júbilo y Pwyll hizo venir a seis doncellas para ayudar a su esposa. Pero, una noche, Rhiannon y sus doncellas se quedaron dormidas y al amanecer el niño había desaparecido. Temerosas de la ira de los reyes, las doncellas afirmaron que Rhiannon se había comido a su propio hijo en sueños.

Rhiannon lo negó y aseguró que no haría mal a las doncellas si le decían la verdad pero ellas se aferraron a la acusación. Pwyll creyó a su esposa pero los druidas la condenaron a permanecer en la puerta de la casa y servir como medio de transporte a los visitantes durante siete años.

Pocos recurrieron a ello, pero así pasó la mayor parte del año hasta la llegada de Teyrnon Twryf Liant, señor de Gwent y amigo de Pwyll y Rhiannon, con un muchachito. Teyrnon había estado sufriendo robos de potrillos y, decido a descubrir que pasaba, montó guardia en su caballeriza. Allá se enfrentó a una especie de gigante al que arrebató un bebé que crio como propio junto a su esposa. Siempre le había llamado la atención el parecido del niño con Pwyll y, al conocer la desdicha de Rhiannon, ató cabos y llevó al pequeño con sus padres.

Tanto Pwyll como Rhiannon reconocieron al pequeño y Rhiannon le puso por nombre Pryderi (“problema” o “pérdida”).

La reina fue exonerada y Pryderi creció bajo la custodia de Pendaran de Dedyfed. Cuando Pwyll murió, Pryderi heredó sus tierras, a las que añadió en batalla siete comarcas que actualmente forman una comarca unida de Gales. La esposa de Pryderi fue Cifga, hija de un rey muy respetado.

Durante el gobierno de Pryderi, Rhiannon se quedó a su lado. Aquí termina la primera rama del Mabinogion.

La segunda comienza cuando el rey Matholoch, de Irlanda, y Bendigeith Bran, rey de la “Isla de los Poderosos” acordaron una alianza que implicó el matrimonio de Matholoch con Branwuen, hermana del rey galés. Aunque Bendigeith Bran es descrito como rey de toda Gran Bretaña y coronado en Londres, el área de influencia de su cultura era la galesa.

Pese a los buenos sentimientos de ambos reyes y de Branwuen, los constantes actos de Efnisien, primo y vasallo de Bendigeith Bran, acabaron por soliviantar a los irlandeses, que comenzaron a maltratar a su reina.

Bendigeith Bran, al tener noticia de ello, llamó a todos sus vasallos para rescatar a su hermana en una expedición punitiva. La similitud con la llamada de Agamenón para rescatar a Helena en Troya es más que llamativa.

Pryderi era uno de los vasallos de Bendigeith Bran y acudió junto a sus guerreros, dejando Dedyfed en manos de su esposa Cifga y su madre Rhiannon. Estas esperaron el retorno de Pryderi, aunque sin pretendientes moscones como le pasó a Penélope en Ítaca. Durante la campaña, las huestes de la Isla de los Poderosos fueron acompañadas por los llamados Adar Rhiannon, esto es, los “pájaros de Rhiannon” cuya voz tenía la capacidad de despertar a los muertos y causar el sueño.

Dado que estas aves tenían el don del habla y en historias posteriores transmitían información, es probable que la propia Rhiannon los enviara para estar al tanto de la suerte de Pryderi.

Pryderi retornó con vida de una guerra sangrienta en la que Irlanda fue devastada y la mayor parte de los galeses, incluido su rey Bendigeith Bran, cayeron. Branwuen murió de pena por la masacre.

Pryderi retornó a Dedyfed junto al hermano menor de Bendigeith Bran, Mannawydan, que había probado su talento durante la guerra pero luego había renunciado al trono de su hermano. En su lugar, Pryderi le sugirió que lo acompañara y propuso a su madre que volviera a casarse. Rhiannon aceptó la propuesta de su hijo y se casó con Mannawydan hijo de Lyr, hecho que arranca la tercera rama del Mabinogion.
 
Rhiannon en la película Otherworld de la BBC
Durante un tiempo, ambas parejas vivieron en paz y felicidad, Pryderi cedió unas tierras a su madre y a su padrastro, cuyo matrimonio tuvo afecto y respeto.

Hasta que un día los cuatro subieron al alto de Arberth, el mismo lugar donde Pwyll había visto por primera vez a Rhiannon. Ahora presenciaron un nuevo suceso mágico, pero fue una niebla que devoró su corte y la hizo desaparecer.

Desorientados, los cuatro vivieron de la caza un tiempo hasta que se trasladaron a las regiones exteriores (en la moderna Inglaterra). Allá se alojaron en distintas ciudades ejerciendo diferentes oficios, como zapateros o artesanos del bronce. La destreza de Mannawydan situó su arte como el mejor en todos los lugares, lo cual atrajo las envidias de los gremios de artesanos locales que los obligaron a huir de cada ciudad.

Al final, volvieron a Gales para volver a vivir de la caza y en una batida por un jabalí Pryderi encontró un castillo donde desaparecieron sus perros. Inquieto, Pryderi entró en el castillo y también desapareció. Rhiannon, preocupada por su vástago, entró también en el castillo, que también desapareció.

Mannawydan y Cifga se quedaron solos, pero Mannawydan pareció identificar la magia y comenzó a sembrar varias parcelas con trigo que fueron sucesivamente arrasadas por ratones hasta que Mannawydan capturó a uno de los ratones y decidió quemarlo vivo como venganza.

En ese instante aparecieron tres extraños seguidos suplicándole que no lo hiciera, entre ellos un obispo (probable adaptación de un druida). Mannawydan rechazó toda petición y se empecinó con quemar al ratón.

Entonces, los tres extraños se convirtieron en Llwyd ap Cil Coed, amigo de Gwalw, el primer prometido de Rhiannon. Gwalw había sido forzado a renunciar a la venganza pero Llwyd no había participado en el juramento. Él había sido el responsable del secuestro de Pryderi y de la calumnia de Rhiannon y también de las calamidades que les aquejaban.

Los ratones eran su séquito y el ratón que Mannawydan había capturado y le estaba amenazando con matar era su esposa embarazada. Llwyd suplicó por la vida de su esposa y Mannawydan le exigió como rescate la liberación de Rhiannon y Pryderi y la ruptura de todos los hechizos, así como la renuncia de Llwyd a toda venganza.

Así, Rhiannon y Pryderi fueron liberados del maleficio y recuperaron sus tierras. Que sepamos, Rhiannon vivió junto a Mannawydan en paz hasta el fin de sus días. Aunque, dada la estrecha ligación que los celtas detectaban entre el mundo de los vivos y el los muertos, es difícil determinar cómo concluyó la vida de Rhiannon.

Rhiannon es una reina con claros poderes sobrenaturales, su propio nombre deriva del galo-britano Rigantona que significa “Gran Reina” o “Reina Divina”. Tiene una fuerte asociación con animales mágicos como los pájaros y los caballos (como el corcel blanco con el que llega a un acuerdo con Pwyll) que hacen que se la relacione con la diosa gala de los caballos Epona.

Colgante con representación de los Adar Rhiannon
Los Adar Rhiannon o Aves de Rhiannon aparecen en diferentes historias (como la de Culhwch y Olwen) transmitiendo información a los protagonistas. La propia Branwuen informa de los malos tratos que sufre a sus hermanos a través de un ave definida como Adar Rhiannon y Olwen da pistas a su pretendiente a través de otra ave. Esto ha dado pie a interpretar a Rhiannon como diosa de las aves, pero parece más asociado a una comunicación sobrenatural.

Otras interpretaciones la consideran un personaje mítico arquetípico, una dama mágica y hermosa que se convierte en esposa de un héroe, que de este modo legitima sus derechos sobre las tierras. Si bien esta interpretación solo sería válida para su segundo matrimonio.

Y, de hecho, sus dos esposos refuerzan su naturaleza sobrenatural: Pwyll encaja en la figura céltica del héroe que viaja al otro mundo (el Annwn) para ayudar a dirimir una disputa y Mannawydan siempre se ha identificado con Manannan McLyr, el dios gaélico del mar, hasta el punto de ser considerado como una de sus encarnaciones, sentido en el cual se afirma que la isla de Mann le debe el nombre. Y es difícil resistirse a relacionar su nombre con el de Ana Manana, moura (hada) de las aguas gallegas que no pocos consideran asociada con las divinidades acuáticas castreñas.

En la cultura moderna, Rhiannon se ha convertido en un potente personaje en varias novelas y cuentos de inspiración céltica. También ha dado título a una canción de Stevie Nicks y es considerada ejemplo de insumisión ante las circunstancias por algunas feministas.

En el anime Tears to Taira aparece una muchacha llamada Rhiannon que goza de un gran protagonismo pero solo está lejanamente inspirada en la amazona del Mabinogion, hasta el punto que se da a entender que es descendiente de Pwyll (a quien se define como “rey elfo”) y amiga de Arawn.

Otra posible influencia de Rhiannon en la moderna cultura pop podría rastrearse en el quinto libro de la popular Canción de Hielo y Fuego (Danza de Dragones) de G.R.R. Martin, donde el Cuervo de Tres ojos alecciona a Bran Stark diciéndole que los humanos de Poniente comenzaron a usar cuervos cuando comprendían su lengua, lo cual recuerda a los Adar Rhiannon.

Probablemente, la mejor representación de Rhiannon en la ficción moderna podemos disfrutarla en la película Otherworld Y Mabinogi producida en 2002 por la BBC donde Jenny Livsey aportó los gestos, movimientos y voz de Rhiannon y Daniel Evans los de Mannawydan. La película reproducía las cuatro ramas del Mabinogion con bastante lealtad.

Al final, Rhiannon supone la conversión de una diosa pagana y quizá alguna figura histórica en una heroína legendaria cuyos actos han inspirado a muchas personas durante siglos. Princesa, hechicera, esposa, madre, amiga y mujer valerosa, Rhiannon fue una auténtica heroína celta.

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