La mitología galesa no es tan prolífica en cuentos y
hazañas como la irlandesa (que aglutina el Ciclo de la Invasiones, el Ciclo de
Cuchulain y los tres Cuentos Tristes de Erin). Su principal ciclo legendario
son las Cuatro Ramas del Mabinogion.
A diferencia de las leyendas griegas, egipcias e
incluso nórdicas, la mitología celta carece de fuentes escritas directas como
la Teogonía o las Edas, sino que los textos mitológicos celtas fueron escritos
entre la Bretaña francesa y las islas británicas durante la alta edad media,
época en la que la mayor parte de los pueblos celtas habían sido objeto de dos
procesos externos: la romanización y la cristianización.
Por ello, los testimonios escritos están hondamente
deformados por la presión cristiana que transformó los druidas en obispos, los
dioses en Dios o en seres humanos y alteró finales para cristianizarlos. De
otro modo los relegaron a eras precristianas, como es el caso de Cuchulain al
que se consideraba contemporáneo de Cristo.
En esta situación es en la que nos llegan las
leyendas galesas al presente y su más importante elemento es el Mabinogion, título cuñado en 1849 por
Lady Charlotte Guest para encabezar la sucesión de mitos que había traducido
del galés al inglés y que sumaba 11 relatos. Mabinogion es una palabra que Lady
Guest entendió erróneamente como plural de mabinogi
(“introducción para jóvenes” según una versión y “otro mundo” según otra) y
de los cuales solo 4 (las “ramas”) se corresponden como auténticos mabinogion,
mientras que entre los restantes podemos encontrar entre otros el mito artúrico
de Culhch y Olwen.
Dentro de las cuatro ramas encontramos un universo
unitario donde no faltan las influencias griegas e irlandesas.
Uno de los personajes dentro de estas ramas es la
reina hechicera Rhiannon. Hija de Hefeydd el Mayor, un señor galés quien acordó
casar a su hija con otro noble llamado Gwalw ap Clud.
La idea no fue del agrado de Rhiannon, quien despreciaba a su prometido, así que montó sobre un corcel
hechizado en busca de alguien.
Ese alguien era otro príncipe galés, Pwyll de
Dedyfed. Pwyll había injuriado en una cacería a Arawn, señor del Annwn en el
reino de los muertos. Para conseguir su perdón, Pwyll aceptó reemplazarlo en el
gobierno de su reino durante un año y en un duelo contra su principal rival.
Así, Pwyll gobernó Annwn y derrotó al oponente de Arawn. Cuando regresó a sus
tierras, Arawn descubrió que Pwyll no había ni tocado a su esposa “¡Dioses! ¡Mi
nuevo colega es realmente un hombre honrado!”.
Pwyll divisó a una mujer muy bella sobre un caballo
blanco desde el alto de Arberth y, embelesado, pidió a sus hombres que la
siguieran. Varios lo intentaron, pero ella los dejó atrás a todos. Al cabo de
unos días viéndola, Pwyll se montó en su caballo y siguió a la mujer hasta
alcanzarla.
“¿Quién sois?” preguntó “¿A dónde os dirigís?”
“Voy a donde me place.” Replicó ella “Y es un placer
conoceros”. “Soy Rhiannon, hija de Hefeydd, mi padre me ha prometido con un
hombre al que desprecio pero yo no deseo a otro hombre más que a vos”.
“No hay otra doncella con la que me casaría,
concertemos una cita”.
La cita fue concertada un año después en la corte de
Hefeydd, donde Pwyll pudo solicitar a Rhiannon como esposa y Hefeydd aceptó.
Pero durante el banquete, Gwalw se presentó de
incógnito y solicitó un don a Pwyll. Este, extasiado con Rhiannon, le dijo que
le daría lo que estuviera en su mano. Gwalw reclamó a la que había sido su
prometida y Pwyll se encontró atado por su palabra.
Rhiannon, dolida, no desesperó y dijo a Gwalw que se
acostaría con él en un año mientras que le dijo a Pwyll que se presentase ante
Gwalw pidiéndole comida, para lo cual le entregó una saca mágica. La argucia de
Rhiannon prosperó y Pwyll se presentó disfrazado en el banquete de bodas de
Gwalw y Rhiannon pidiendo que le llenaran una pequeña saca de comida. Gwalw
aceptó pero, por más cosas que metieran dentro, la bolsa no se llenaba. “Solo
hay una opción” dijo Pwyll “que el hombre más grande de la isla empuje la
comida hacia dentro”. Gwalw calló de lleno en la trampa y se encontró atrapado
en la bolsa. Entonces, Pwyll rebeló su identidad y amenazó a Gwalw con hacer
que sus soldados lo apalearan hasta la muerte.
Gwalw suplicó piedad y Rhiannon le reclamó que
renunciaba a ella y que no tomaría venganza.
Así, Rhiannon se casó con Pwyll y viajó a Dedyfed
como su reina, donde fue recibida por una gran celebración en la que todo el
mundo obtuvo torques. Durante los dos años siguientes, Rhiannon y Pwyll
gobernaron con justicia Dedyfed. Al tercer año, los hombres de Pwyll le
recomendaron que tomara otra esposa ya que Rhiannon no le había dado un
heredero, Pwyll se negó y al terminar el tercer año llegó un hijo varón.
La corte de Dedyfed se llenó de júbilo y Pwyll hizo
venir a seis doncellas para ayudar a su esposa. Pero, una noche, Rhiannon y sus
doncellas se quedaron dormidas y al amanecer el niño había desaparecido.
Temerosas de la ira de los reyes, las doncellas afirmaron que Rhiannon se había
comido a su propio hijo en sueños.
Rhiannon lo negó y aseguró que no haría mal a las
doncellas si le decían la verdad pero ellas se aferraron a la acusación. Pwyll
creyó a su esposa pero los druidas la condenaron a permanecer en la puerta de
la casa y servir como medio de transporte a los visitantes durante siete años.
Pocos recurrieron a ello, pero así pasó la mayor
parte del año hasta la llegada de Teyrnon Twryf Liant, señor de Gwent y amigo
de Pwyll y Rhiannon, con un muchachito. Teyrnon había estado sufriendo robos de
potrillos y, decido a descubrir que pasaba, montó guardia en su caballeriza.
Allá se enfrentó a una especie de gigante al que arrebató un bebé que crio como
propio junto a su esposa. Siempre le había llamado la atención el parecido del
niño con Pwyll y, al conocer la desdicha de Rhiannon, ató cabos y llevó al
pequeño con sus padres.
Tanto Pwyll como Rhiannon reconocieron al pequeño y
Rhiannon le puso por nombre Pryderi (“problema” o “pérdida”).
La reina fue exonerada y Pryderi creció bajo la
custodia de Pendaran de Dedyfed. Cuando Pwyll murió, Pryderi heredó sus
tierras, a las que añadió en batalla siete comarcas que actualmente forman una
comarca unida de Gales. La esposa de Pryderi fue Cifga, hija de un rey muy
respetado.
Durante el gobierno de Pryderi, Rhiannon se quedó a
su lado. Aquí termina la primera rama del Mabinogion.
La segunda comienza cuando el rey Matholoch, de
Irlanda, y Bendigeith Bran, rey de la “Isla de los Poderosos” acordaron una
alianza que implicó el matrimonio de Matholoch con Branwuen, hermana del rey
galés. Aunque Bendigeith Bran es descrito como rey de toda Gran Bretaña y
coronado en Londres, el área de influencia de su cultura era la galesa.
Pese a los buenos sentimientos de ambos reyes y de
Branwuen, los constantes actos de Efnisien, primo y vasallo de Bendigeith Bran,
acabaron por soliviantar a los irlandeses, que comenzaron a maltratar a su
reina.
Bendigeith Bran, al tener noticia de ello, llamó a
todos sus vasallos para rescatar a su hermana en una expedición punitiva. La
similitud con la llamada de Agamenón para rescatar a Helena en Troya es más que
llamativa.
Pryderi era uno de los vasallos de Bendigeith Bran y
acudió junto a sus guerreros, dejando Dedyfed en manos de su esposa Cifga y su
madre Rhiannon. Estas esperaron el retorno de Pryderi, aunque sin pretendientes
moscones como le pasó a Penélope en Ítaca. Durante la campaña, las huestes de
la Isla de los Poderosos fueron acompañadas por los llamados Adar Rhiannon, esto es, los “pájaros de
Rhiannon” cuya voz tenía la capacidad de despertar a los muertos y causar el
sueño.
Dado que estas aves tenían el don del habla y en
historias posteriores transmitían información, es probable que la propia
Rhiannon los enviara para estar al tanto de la suerte de Pryderi.
Pryderi retornó con vida de una guerra sangrienta en
la que Irlanda fue devastada y la mayor parte de los galeses, incluido su rey
Bendigeith Bran, cayeron. Branwuen murió de pena por la masacre.
Pryderi retornó a Dedyfed junto al hermano menor de
Bendigeith Bran, Mannawydan, que había probado su talento durante la guerra
pero luego había renunciado al trono de su hermano. En su lugar, Pryderi le
sugirió que lo acompañara y propuso a su madre que volviera a casarse. Rhiannon
aceptó la propuesta de su hijo y se casó con Mannawydan hijo de Lyr, hecho que
arranca la tercera rama del Mabinogion.
Durante un tiempo, ambas parejas vivieron en paz y
felicidad, Pryderi cedió unas tierras a su madre y a su padrastro, cuyo
matrimonio tuvo afecto y respeto.
Hasta que un día los cuatro subieron al alto de
Arberth, el mismo lugar donde Pwyll había visto por primera vez a Rhiannon.
Ahora presenciaron un nuevo suceso mágico, pero fue una niebla que devoró su
corte y la hizo desaparecer.
Desorientados, los cuatro vivieron de la caza un
tiempo hasta que se trasladaron a las regiones exteriores (en la moderna
Inglaterra). Allá se alojaron en distintas ciudades ejerciendo diferentes
oficios, como zapateros o artesanos del bronce. La destreza de Mannawydan situó
su arte como el mejor en todos los lugares, lo cual atrajo las envidias de los
gremios de artesanos locales que los obligaron a huir de cada ciudad.
Al final, volvieron a Gales para volver a vivir de
la caza y en una batida por un jabalí Pryderi encontró un castillo donde
desaparecieron sus perros. Inquieto, Pryderi entró en el castillo y también
desapareció. Rhiannon, preocupada por su vástago, entró también en el castillo,
que también desapareció.
Mannawydan y Cifga se quedaron solos, pero Mannawydan
pareció identificar la magia y comenzó a sembrar varias parcelas con trigo que
fueron sucesivamente arrasadas por ratones hasta que Mannawydan capturó a uno
de los ratones y decidió quemarlo vivo como venganza.
En ese instante aparecieron tres extraños seguidos
suplicándole que no lo hiciera, entre ellos un obispo (probable adaptación de
un druida). Mannawydan rechazó toda petición y se empecinó con quemar al ratón.
Entonces, los tres extraños se convirtieron en Llwyd
ap Cil Coed, amigo de Gwalw, el primer prometido de Rhiannon. Gwalw había sido
forzado a renunciar a la venganza pero Llwyd no había participado en el
juramento. Él había sido el responsable del secuestro de Pryderi y de la
calumnia de Rhiannon y también de las calamidades que les aquejaban.
Los ratones eran su séquito y el ratón que
Mannawydan había capturado y le estaba amenazando con matar era su esposa
embarazada. Llwyd suplicó por la vida de su esposa y Mannawydan le exigió como
rescate la liberación de Rhiannon y Pryderi y la ruptura de todos los hechizos,
así como la renuncia de Llwyd a toda venganza.
Así, Rhiannon y Pryderi fueron liberados del
maleficio y recuperaron sus tierras. Que sepamos, Rhiannon vivió junto a
Mannawydan en paz hasta el fin de sus días. Aunque, dada la estrecha ligación
que los celtas detectaban entre el mundo de los vivos y el los muertos, es
difícil determinar cómo concluyó la vida de Rhiannon.
Rhiannon es una reina con claros poderes
sobrenaturales, su propio nombre deriva del galo-britano Rigantona que significa “Gran Reina” o “Reina Divina”. Tiene una
fuerte asociación con animales mágicos como los pájaros y los caballos (como el
corcel blanco con el que llega a un acuerdo con Pwyll) que hacen que se la
relacione con la diosa gala de los caballos Epona.
Colgante con representación de los Adar Rhiannon |
Los Adar Rhiannon o Aves de Rhiannon aparecen en
diferentes historias (como la de Culhwch y Olwen) transmitiendo información a
los protagonistas. La propia Branwuen informa de los malos tratos que sufre a
sus hermanos a través de un ave definida como Adar Rhiannon y Olwen da pistas a
su pretendiente a través de otra ave. Esto ha dado pie a interpretar a Rhiannon
como diosa de las aves, pero parece más asociado a una comunicación
sobrenatural.
Otras interpretaciones la consideran un personaje
mítico arquetípico, una dama mágica y hermosa que se convierte en esposa de un
héroe, que de este modo legitima sus derechos sobre las tierras. Si bien esta
interpretación solo sería válida para su segundo matrimonio.
Y, de hecho, sus dos esposos refuerzan su naturaleza
sobrenatural: Pwyll encaja en la figura céltica del héroe que viaja al otro
mundo (el Annwn) para ayudar a dirimir una disputa y Mannawydan siempre se ha
identificado con Manannan McLyr, el dios gaélico del mar, hasta el punto de ser
considerado como una de sus encarnaciones, sentido en el cual se afirma que la
isla de Mann le debe el nombre. Y es difícil resistirse a relacionar su nombre
con el de Ana Manana, moura (hada) de las aguas gallegas que no pocos
consideran asociada con las divinidades acuáticas castreñas.
En la cultura moderna, Rhiannon se ha convertido en
un potente personaje en varias novelas y cuentos de inspiración céltica.
También ha dado título a una canción de Stevie Nicks y es considerada ejemplo de
insumisión ante las circunstancias por algunas feministas.
En el anime Tears
to Taira aparece una muchacha llamada Rhiannon que goza de un gran
protagonismo pero solo está lejanamente inspirada en la amazona del Mabinogion,
hasta el punto que se da a entender que es descendiente de Pwyll (a quien se
define como “rey elfo”) y amiga de Arawn.
Otra posible influencia de Rhiannon en la moderna
cultura pop podría rastrearse en el quinto libro de la popular Canción de Hielo y Fuego (Danza de
Dragones) de G.R.R. Martin, donde el Cuervo de Tres ojos alecciona a Bran Stark
diciéndole que los humanos de Poniente comenzaron a usar cuervos cuando
comprendían su lengua, lo cual recuerda a los Adar Rhiannon.
Probablemente, la mejor representación de Rhiannon
en la ficción moderna podemos disfrutarla en la película Otherworld Y Mabinogi producida en 2002 por la BBC donde Jenny
Livsey aportó los gestos, movimientos y voz de Rhiannon y Daniel Evans los de
Mannawydan. La película reproducía las cuatro ramas del Mabinogion con bastante
lealtad.
Al final, Rhiannon supone la conversión de una diosa
pagana y quizá alguna figura histórica en una heroína legendaria cuyos actos han
inspirado a muchas personas durante siglos. Princesa, hechicera, esposa, madre,
amiga y mujer valerosa, Rhiannon fue una auténtica heroína celta.
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