En principio este fin de semana Yuka y yo podríamos ir unos días a New
York, teníamos el dinero y el tiempo para ir. Aunque ir a la ciudad de los
rascacielos, los museos y los atascos solo un fin de semana al principio nos
había parecido poco, con el tiempo llegamos a asumir que no íbamos a tener mucho
más tiempo.
Y quizá no esté tan mal, si con las tiendas de casa ya es así, no
quiero ni imaginarme como se pondrá Yuka en la gran manzana. No creáis que no
me imagino que diría ella si me oye decir esto.
Hasta que el viernes me llamó el director de I+d de la empresa en la
que trabajo. La empresa es una empresa energética independiente y resulta que
el “Dire” es lo más parecido que tengo a un jefe directo, debe pensar en mí
como en una especie de prolongación suya, o no me explico por qué siempre me da
tanto curro. Ni os imagináis lo que me gustaría odiarle por eso, pero entre que
escucha lo que se le dice, sabe lo que hace y curra como un chino, es que no me
deja.
“¿Qué se le ofrece, Dire?” le dije “Mañana tenemos que explicarle a
los ejecutivos novatos lo del proyecto del Duero. Parece que no lo han
entendido” me contestó. “¿Mañana?” repliqué “Pero si mañana viajo a New York con
Yuka. Si hasta usted me ha felicitado por eso.” “Y ahora te pido mil disculpas”
apostilló el jefazo “Pero necesito a mis mejores activos para que los
chupópteros de arriba no estropeen el contrato, ya que va a venir hasta el tato.”
Y ahí se quedó todo. Tuve que llamar a Yuka para decirle que todo se
anulaba y jurarle que la compensaría. Luego anular los billetes de avión y la
reserva. Para terminar el día, una reunión maratoniana con el Dire y otros dos
técnicos de energías para preparar la reunión del día siguiente. Horas extras no
remuneradas para los cuatro y cuando llegué a casa Yuka estaba cabreadísima con
toda la razón. Que será una santa, pero de tonta no tiene un pelo.
La mañana del sábado fue horrorosa, nos hizo falta toda la preparación
previa y toda la experiencia explicando que teníamos todos porqué menudos
ejecutivos nos gastamos, creo que les oí varias veces la palabra “kilovoltio”.
A veces la suerte también te sonríe y en la contraparte tenían a varios
miembros que controlaban bastante y entendieron aquello por lo que iban a
pagarnos mejor que los novatos de nuestras propias oficinas. Lo bastante como
para que el trato estuviese cerrado y firmado antes de la comida.
El Dire y yo vamos a viajar lo nuestro durante los próximos dos años,
pero serán dietas y podremos traerles a nuestras parejas unos pastelitos
deliciosos.
Así que esta noche Yuka y yo hemos venido a celebrarlo en nuestro
restaurante café favorito, prestos a tener una cena deliciosa y una velada
maravillosa. Incluso me llegué a creer que Yuka se había olvidado de New York,
pero eso fue hasta que agarró un micro en el karaoke y comenzó a interpretar el
“New York, New York” de Sinatra tan melancólica que me partiría el corazón de
no ser porqué cuando empieza a cantar Yuka pierde todo su arte y recuerda a una
gaita llena de chicharras. Que vale que cuando yo intento cantar parece que
alguien está torturando a un alien, pero eso no hace que ella suene mejor.
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