jueves, 5 de marzo de 2015

New York, not now

En principio este fin de semana Yuka y yo podríamos ir unos días a New York, teníamos el dinero y el tiempo para ir. Aunque ir a la ciudad de los rascacielos, los museos y los atascos solo un fin de semana al principio nos había parecido poco, con el tiempo llegamos a asumir que no íbamos a tener mucho más tiempo.

Y quizá no esté tan mal, si con las tiendas de casa ya es así, no quiero ni imaginarme como se pondrá Yuka en la gran manzana. No creáis que no me imagino que diría ella si me oye decir esto.


Hasta que el viernes me llamó el director de I+d de la empresa en la que trabajo. La empresa es una empresa energética independiente y resulta que el “Dire” es lo más parecido que tengo a un jefe directo, debe pensar en mí como en una especie de prolongación suya, o no me explico por qué siempre me da tanto curro. Ni os imagináis lo que me gustaría odiarle por eso, pero entre que escucha lo que se le dice, sabe lo que hace y curra como un chino, es que no me deja.

“¿Qué se le ofrece, Dire?” le dije “Mañana tenemos que explicarle a los ejecutivos novatos lo del proyecto del Duero. Parece que no lo han entendido” me contestó. “¿Mañana?” repliqué “Pero si mañana viajo a New York con Yuka. Si hasta usted me ha felicitado por eso.” “Y ahora te pido mil disculpas” apostilló el jefazo “Pero necesito a mis mejores activos para que los chupópteros de arriba no estropeen el contrato, ya que va a venir hasta el tato.”

Y ahí se quedó todo. Tuve que llamar a Yuka para decirle que todo se anulaba y jurarle que la compensaría. Luego anular los billetes de avión y la reserva. Para terminar el día, una reunión maratoniana con el Dire y otros dos técnicos de energías para preparar la reunión del día siguiente. Horas extras no remuneradas para los cuatro y cuando llegué a casa Yuka estaba cabreadísima con toda la razón. Que será una santa, pero de tonta no tiene un pelo.

La mañana del sábado fue horrorosa, nos hizo falta toda la preparación previa y toda la experiencia explicando que teníamos todos porqué menudos ejecutivos nos gastamos, creo que les oí varias veces la palabra “kilovoltio”. A veces la suerte también te sonríe y en la contraparte tenían a varios miembros que controlaban bastante y entendieron aquello por lo que iban a pagarnos mejor que los novatos de nuestras propias oficinas. Lo bastante como para que el trato estuviese cerrado y firmado antes de la comida.

El Dire y yo vamos a viajar lo nuestro durante los próximos dos años, pero serán dietas y podremos traerles a nuestras parejas unos pastelitos deliciosos.


Así que esta noche Yuka y yo hemos venido a celebrarlo en nuestro restaurante café favorito, prestos a tener una cena deliciosa y una velada maravillosa. Incluso me llegué a creer que Yuka se había olvidado de New York, pero eso fue hasta que agarró un micro en el karaoke y comenzó a interpretar el “New York, New York” de Sinatra tan melancólica que me partiría el corazón de no ser porqué cuando empieza a cantar Yuka pierde todo su arte y recuerda a una gaita llena de chicharras. Que vale que cuando yo intento cantar parece que alguien está torturando a un alien, pero eso no hace que ella suene mejor.

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