Bueno, un relato corto de fantasía épica muy truculento.
Al más puro estilo "Juego de Tronos"
Para estómagos resistentes
Ser
Lothor Brundar corrió hacha en mano sabiendo que aquel combate contra ser Johan
Claymori haría de él una leyenda cantada por los bardos de todos los reinos.
De sangre
plebeya, ser Lothor Brundar se había alistado en las milicias de la Puerta
Norte con solo trece años aprovechando la tremenda necesidad de efectivos que
sufría lord Tyblot Goldenrose si quería ser un líder determinante en aquellos
tiempos.
El joven
Lothor no sabía ni le interesaba en qué consistía la guerra, si ganaban
tendrían botín y si perdían los cadáveres no pasan hambre. Lo malo para él fue
que lord Tybolt descubrió que era un crío y lo hizo azotar primero para ponerlo
en primera línea de batalla después.
Pocos
días después, el ejército de Goldenrose se alineó junto al de Thomas Dalarryn
en las Tierras del Trigo contra otro ejército con más estandartes de los que
Lothor podía contar. Aquel día la muerte sació su sed con la sangre de miles de
hombres en ambos bandos. Lothor no murió, pero ofrendó a la muerte la sangre de
muchos hombres y a si mismo con todo lo que pudo tomar de los cadáveres que
sembraban el campo.
Cuando su
señor apareció envuelto en una magnificente armadura negra y sobre un corcel,
Lothor supo que la batalla había sido ganada. Lord Tybolt vio que el joven era
un superviviente mortífero y lo invistió en la cofradía del acero sobre el mar
de cadáveres.
Ya como
caballero, ser Lothor Brundar obtuvo una armadura con partes de armaduras de
enemigos caídos, una espada y una alabarda. Goldenrose le ayudó a vender todo
el botín que no eran monedas. Con sus armas y una gran bolsa de monedas, marchó
en el ejército de Goldenrose hasta una pequeña ciudad amurallada más hermosa
que nada que Lothor hubiese visto, algunos soldados de mayor rango decían que
se llamaba “Mercado Azul”.
Varios
hombres salieron de la ciudad y lord Tybolt los hizo matar. Entonces, sobre su
montura, con la rosa dorada en su escudo y su bellísima armadura negra, llamó a
todos los soldados que lo seguían. Ser Lothor nunca había visto a un hombre
como su nuevo señor: era más alto y altivo que ningún otro, sus cabellos eran
tan dorados como el oro batido y sus ojos eran dos zafiros gélidos que nadie
era capaz de afrontar.
-
¡Contemplad esa ciudad, soldados! – gritó con una
voz profunda como el abismo – ¡Yo os la entrego! Yo os entrego todo el oro y
toda la sangre que contiene la ciudad, yo os entrego las vidas de todo aquel
que vive tras esos muros. – calló un instante, dejando al ejército expectante –
¡Solo os pido una cosa! ¡La muerte de todos los que están dentro! ¡Que nadie
salga con vida! ¡Que no quede una casa en pie! –
El
ejército rompió en exclamaciones, ser Lothor se unió a ellas. Antes de que el
sol hubiese alcanzado su cenit, las puertas de la ciudad ya había cedido y las
torres de asedio habían llenado las murallas con hombres de Goldenrose. Las
casas ardían, los cadáveres salpicaban las calles, unos soldados lanzaban
monedas al aire mientras otros violaban mujeres, niñas o niños.
La misma
ciudadela de la ciudad ardió y todos los que estaban dentro fueron decapitados,
las cabezas cercenadas fueron cubiertas de brea y entregadas a lord Goldenrose
quien, sin pestañear, las hizo meter en un cofre.
Al cabo
de un día, abandonaron un solar arrasado donde había estado una ciudad para volver
a la capital, donde Lothor gastó en alcohol y putas mucho del dinero que había
conseguido de los saqueos.
A partir
de ahí, ser Lothor Brundar pasó a formar parte de la guardia personal de lord
Tybolt Goldenrose, eligiendo como emblema personal una cabeza cercenada.
Durante
los siguientes diez años ser Lothor llegó a ser comandante de la guardia de
lord Goldenrose y se hizo famoso por su tremenda destreza con el hacha y
alabarda. Pero también por su brutalidad, su excesiva querencia por las
ejecuciones y el placer que obtenía abusando de los plebeyos.
Durante
esos años, realizó con sus propias manos más de doscientas ejecuciones y ganó
bastantes juicios por combate convirtiendo a no pocos caballeros en pasto de
gusanos. El vulgo comenzó a hablar sobre ser Lothor Brundar “el despedazador”,
la sombra que había surgido de la luz del radiante Lord Tybolt Goldenrose.
Pasados
esos diez años de la destrucción de Mercado Azul, el lord senescal murió y toda
la corte quedó en una especie de suspenso. El rey era solo un vegetal senil, de
modo que el poder estaba en manos del lord senescal y, con este muerto, llenar
el vacío era el objetivo natural de lord Tybolt.
Dos
hombres parecían ser los mayores problemas: el hijo del difunto lord senescal y
lord Thomas Dalarryn, Gran Conde de las Montañas, que contaba con el afecto de
aliados poderosos.
Como si
los dioses sonrieran a lord Goldenrose, el hijo del difunto lord senescal
planeó asesinar a Dalarryn con una cuadrilla de sicarios. No solo fracasó, sino
que perdió la vida en el intento y Dalarryn, desconfiando de la corte, huyó de
la capital.
Como
último gran líder en la capital, lord Tybolt pudo nombrarse a sí mismo lord
senescal y una patética sucesión de nobles capitalinos y del trigo corrió a
arrodillarse ante él. Más importante fue que se presentaron los guardianes de
las puertas sur y este y los nobles de las Tierras de los Pétalos para
aclamarlo lord senescal. Aquel era el llamado “Partido Dorado”.
Pero, esa
misma noche, ser Lothor fue enviado a la Puerta Norte, un tremendo castillo
llamado Jardín de Rosas, con órdenes de su señor de atacar a los vizcondes
leales a Dalarryn en las Montañas.
Llegó al
castillo, reunió más de la mitad de la guardia y se dirigió a un castillo
montañés favorable a su señor. En el camino, se encontró con soldados de los
putos clanes de las montañas y los masacró por placer.
Tras unos
días, un ejército de montañeses leales al oponente de su señor se presentó
frente a sus soldados y los sus aliados. Ser Lothor no era hombre de muchas
sutilezas y atacó frontalmente. Nuevamente abandonó el campo de batalla
cubierto de sangre, pero no consiguió romper las filas de los disciplinados
montañeses y vio como sus aliados se retiraban intimidados. Así que saqueó un
par de molinos y villorrios y volvió a Jardín de Rosas.
Allá, se
enteró de que los aliados de Dalarryn se reunían no solo en las Montañas sino
en el Norte, el Mar Tormentoso y las Tierras Siempre Verdes. Todos ellos bajo
el nombre de “Partido Blanco”. A ser Lothor no podía importarle menos como se
hicieran llamar, lo que le importaba era que habría batallas y botín.
Lord
Tybolt dejó a otro de sus caballeros con un ejército en Jardín de Rosas para
tener a raya a Dalarryn y sus aliados norteños y eligió a ser Lothor como
comandante de las milicias que se llevaría al sur para derrotar a los Dankelos
y los Fossian, aliados del partido blanco.
Tras
varias jornadas a buen ritmo, lord Tybolt guio a sus soldados y su legión de
aliados por la orilla del río llamado “Gran Cauce” hasta el lugar donde los
hombres del partido blanco se habían reunido. En la orilla norte acampó el
ejército del partido dorado, en la sur estaban las famosas “espadas de agua”
del Mar Tormentoso junto a los hombres de las Tierras Siempre Verdes.
Organizando
a sus aliados, lord Tybolt decidió dar la oportunidad de rendirse a sus
enemigos y se personó junto a sus guerreros sobre un puente para parlamentar.
Mark Dankleos, gran conde del Mar Tormentoso, y Jon Fossian, gran conde de las
Tierras Siempre Verdes, fueron sus contrapartes. Dos jóvenes gallardos que no
cedieron, pero a ser Lothor no le interesaban, sabía que no se los encontraría
en la batalla. El que sí le interesaba era el caballero que lideraba la guardia
personal de Dankleos: un joven fornido con reputación de ser un combatiente
formidable llamado ser Johan Claymori, una presa a la que abrir la cabeza con
un hacha para las canciones de los juglares.
Por
supuesto, los dos jóvenes nobles se negaron a rendirse. Dankleos había sido
aprendiz de Dalarryn y Fossian había perdido a su hermano a manos de los
aliados del partido dorado. A ser Lothor le gustó, le hacía ilusión saquear sus
campamentos.
De vuelta
al campamento del Partido Dorado, lord Tybolt comenzó a organizar a sus
aliados. Un noble del partido dorado quiso atravesar el río a hurtadillas, se
le autorizó y al día siguiente su estandarte estaba en manos del enemigo.
Finalmente,
lord Tybolt organizó un ataque atravesando el puente y un vado del río. Ser
Lothor fue puesto al frente de la segunda oleada, la primera la formaban
mercenarios y la tercera aliados.
Por fin
llegaba la gran batalla, aquella por la que ser Lothor había estado afilando su
querida alabarda. Cuando la primera oleada chocó contra los soldados enemigos y
comenzó a ceder, ordenó al portaestandarte que alzara la rosa dorada de su
señor y se lanzó gritando contra los enemigos, seguido por todos sus soldados.
Las
espadas de agua hicieron honor a su reputación y no rompieron filas, sino que
unieron escudos y pusieron lanzas. Ambos bandos lanzaron una lluvia de flechas
sobre sus enemigos.
La verdad
es que la imagen era digna de ser vista: los guerreros del partido dorado
cargaban gritando armados hasta los dientes mientras los del partido blanco los
aguardaban expectantes. El choque también fue digno de ser visto y a ser Lothor
le pareció que de ser vivido: ruido, dolor, sangre y muerte.
Las
espadas de agua eran buenas, pero los guerreros de la puerta norte no las
temían. Ser Lothor empleó tanto su alabarda que acabó por quebrarla y recurrir
a su hacha. Un ruido ensordecedor le dijo que había llegado la tercera oleada.
Era el
momento de romper las filas del enemigo y ser Lothor llegó a hachazos hasta un
pequeño puente donde las espadas de agua habían mantenido a raya todo lo que
les había sido enviado. Desde la entrada norte del puente, ser Lothor vio algo
que no le gustó: las tres oleadas habían sido incapaces de romper las filas
enemigas, contra las que se estrellaban sin éxito.
En lo
alto del puente, sobre un montón de cadáveres del partido dorado, ser Johan
Claymori lideraba a las espadas de agua, matarlo en ese momento y lugar
decantaría la batalla para su señor y haría que el nombre de ser Lothor el
despedazador llegara a todos los oídos y protagonizara canciones.
Alzó su
hacha y se lanzó corriendo contra ser Johan. Este interpuso su escudo y evitó
que ser Lothor lo hiriese, pero perdió el equilibrio, respondió haciendo una
zancadilla desde el suelo. Ser Lothor cayó y al volver a enderezarse su
oponente lo estaba esperando. Durante docenas de fintas y estocadas
interpretaron la danza de la muerte una y otra vez hasta que ser Lothor alzó su
hacha y ser Johan interpuso su escudo. Cuando el hachazo se disponía a bajar,
ser Johan lanzó su escudo hacia delante apartando el hacha de ser Lothor, y
ejecutó una estocada directa contra la nuez de su oponente.
Ser
Lothor quiso dar un paso atrás, pero chocó contra la barandilla de piedra del
puente. La punta de la espada de ser Johan abrió la nuez de ser Lothor y este
se llevó las manos a la garganta, cosa que su oponente aprovechó para asestarle
un mandoble contra la nuca.
La imagen
de ser Lothor el Despedazador cayendo al suelo frente a un guerrero de los
Dankleos minó el coraje de los hombres de los Goldenrose y, antes de una hora,
los soldados del partido dorado abandonaron la lucha para refugiarse en la
orilla norte del río. Los hombres del partido blanco no los persiguieron, sino
que lanzaron con balistas vasijas de aceite prendido contra su campamento, que
tuvo que replegarse.
El
cadáver de ser Lothor Brundar quedó atrás, pisoteado y saqueado por las espadas
de agua de los Dankleos para luego ser quemado al anochecer. Sin embargo esa
misma noche el nombre de ser Lothor Brundar el Despedazador fue en el más
repetido en torno a las hogueras en el campamento del victorioso partido
blanco, cada vez tenía más codos de alto, había matado más hombres buenos y
violado más niñas no florecidas, cantaban los soldados, y cada vez ser Johan
Claymori le había derrotado más gallardamente.
No fueron
pocos los bardos que, desde aquella noche, recogieron las palabras de las
espadas de agua de cómo ser Johan Claymori venció y mató a ser Lothor Brondar,
vindicando todos sus crímenes.
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