sábado, 21 de febrero de 2015

El Gran Gusano

Bueno, volvemos a lo que podríamos definir como pseudodivulgación o divulgación friki. En este caso vamos a centrarnos en la que seguramente sea la especie animal más interesante e importante que habita dentro de los universos de ciencia ficción.

En 1965 Frank Herbert publicó la que, a día de hoy, seguramente sigue siendo la mejor novela de ciencia ficción de todos los tiempos: Dune. Esta obra magna es quizá la que más temas trata: planetología y ecología, mesianismo, eugenesia, economía, política y religión.

Dentro de esta saga magna, Herbert creó una de las especies animales ficticias más singulares e interesantes: el gusano de arena de Dune, una monstruosa bestia llena de detalles interesantes al que algunos comparan con los antiguos dragones que guardaban los tesoros.

El Caballero del Cantar

Bueno, un relato corto de fantasía épica muy truculento.
Al más puro estilo "Juego de Tronos"
Para estómagos resistentes

lunes, 16 de febrero de 2015

Los Dioses Tiburón

Curiosamente, la figura del “dios tiburón” es casi exclusiva de los pueblos del arco del Pacífico. Las culturas europeas, africanas y americanas les prestaban muy poca atención hasta la publicación de la novela “Tiburón” de Peter Benchley y de la película homónima de Steven Spielberg, que crearon poco menos que de la nada el mito del “devorador de hombres”.
Históricamente, las culturas occidentales habían prestado más atención a los delfines, ballenas, serpientes… pero en la zona del arco del Pacífico tenemos mitos sobre tiburones que los plasman de una forma positiva que podría sorprender al público occidental.
Tótem de un tiburón tallado en un hueso de sepia

jueves, 12 de febrero de 2015

Lovisa y la "Y"

Con las tripas revueltas, Lovisa se vio más pálida de lo normal en el espejo. Sentía como los remordimientos se mezclaban con las náuseas dentro de ella. «Está visto que no soy de piedra».

Dos días antes, Lovisa había llegado a trabajar por los pelos. Trabajaba en el laboratorio médico del Oceanario de Upsala, curando a los animales, y también tomaba parte activa en la elaboración de sus comidas. Era mucho trabajo, pero Lovisa había visto dos salidas cuando terminó biología marina: acuariofilia o acuicultura. La primera daba menos dinero pero era más glamurosa, en ambas se viajaba bastante. No tenía muy claro como había terminado como acuarista, pero la idea de poder trabajar con todas aquellas criaturas la llenaba.